No puede ser más
oportuna esta consigna, como en el caso de nuestro inolvidable camarada
Edickson Roberto Lemus Calderón, asesinado vilmente un 24 de Mayo del año 2005,
mientras se conducía en un autobús de la ruta urbana, a plena luz del día, y
frente a varias personas que se conducían en esa unidad de transporte. Ese día,
un sicario pagado por terratenientes, abordó el mismo bus una cuadra antes de
cometer ese abominable crimen. Disparó a quemarropa y sin mediar palabras,
sabiendo muy bien a quién estaba asesinando, por eso disparó en repetidas
ocasiones directamente a la cabeza para no que no existiera la posibilidad que
quedara vivo.
Desde ese tiempo
extrañamos la voz sonora y rebelde de un compañero luchador incalificable,
solidario y siempre dispuesto a dar la batalla por los estudiantes, por la
juventud, por las mujeres, por su comunidad, por los obreros, pero sobre todo
por sus hermanos campesinos.
Fue un asesinato
muy visible en una ciudad muy pequeña, en una hora transitada, en un bus
repleto de personas, del cual todos fueron testigos. Se mencionaron los nombres
de una persona que lo amenazó directamente, pero hasta hoy todo ha quedado en
la impunidad.
Desde las
páginas de El trabajador mantenemos la memoria vigente de Edickson Roberto
Lemus, y levantamos la voz exigiendo justicia, porque no puede callarse la voz
de los campesinos exigiendo tierra y respeto a la vida, no puede callarse la
voz de los que luchan y trabajan por la tierra.
Hoy
más que nunca se hace necesario retomar el ejemplo de un luchador íntegro y
solidario, valiente y rebelde, que vive y estará siempre en la memoria de los
que le conocieron. Debemos mantener su ejemplo en las nuevas generaciones que deben
saber que Edickson Lemus es de los
muertos que nunca mueren. Hasta el socialismo siempre, camarada. El PST, tu
partido, siempre te recuerda.