Por José Domingo Godoy
Se ha derramado mucha tinta sobre los fundamentos legales
contra la reelección, pero eso es inútil, si tomamos en cuenta que la burguesía
no respeta ni sus reglas cuando se trata de profundizar el sistema de
explotación que la sostiene. Las constantes violaciones constitucionales que
deberían tener al gobierno en la cárcel, en un estado burgués serio, solo se
comprende cuando se ven a la luz de los intereses económicos y políticos de la
clase que representa. Consideramos que, en todo este debate ha hecho falta el
análisis de clase, y consecuentemente la “lucha” contra la reelección, no se ha
librado con los métodos de la lucha obrera, sino en la arena de los cálculos
políticos oportunistas. En este modesto artículo, nos proponemos contribuir en
ese aspecto, tanto en el análisis, como en la acción política en las calles.
Vayamos al punto
Antes de que Juan Orlando
Hernández se sentara en la silla presidencial, ya había preparado el camino
para ejecutar el plan económico más anti popular que se pueda imaginar, el
Congreso Nacional con mayoría cachureca construyó “ilegalmente” el andamio legislativo
que lo sostiene, con la complicidad de LIBRE quien se limitó a disputar con
votos y fue incapaz de defender en las calles su triunfo electoral, como lo
dictaba el Pacto de Cartagena y posteriormente votando del lado de los
cachurecos y liberales, por leyes que acuñan el plan neoliberal del gobierno.
El primer paso en firme del
gobierno de JOH lo formaliza el 3 de diciembre de 2014, firmando un Acuerdo con
el Fondo Monetario Internacional, el cual le garantizó el financiamiento hasta
el presente año 2017 y el respaldo para endeudar el Estado hondureño por encima
de su capacidad. Así mismo, ese era el aval para desatar una feroz campaña para
atraer el capital extranjero por medio de concesiones en el marco de la Alianza
Público Privada, que dirige Co-Alianza en secreto y control del propio
presidente.
La firma del Acuerdo Stand
By era el símbolo del matrimonio entre las ambiciones del gobierno y la
estrategia imperialista, el cual se concretó una vez que JOH demostró que no le
importa la suerte de los trabajadores. Antes de la firma de dicho Acuerdo,
obediente a las exigencias del FMI despidió miles de empleados públicos
principalmente de la ENEE y HONDUTEL; recortó el presupuesto en salud,
educación y demás servicios públicos, tanto así que, el Presupuesto de la
República a partir de 2014 fue aprobado bajo la supervisión del FMI.
Efectos de esa política y pro imperialista
El cumplimiento del Acuerdo
con el FMI se expresó en un colosal paquete de medidas terribles; para empezar,
la prioridad del gobierno siempre fue pagar el servicio de la deuda -de cada
100 lempiras, 32 eran para la deuda-, a costas de los servicios públicos. El
sistema educativo y de salud fueron los más afectados, pero también la
seguridad de los más pobres, sucede que, mientras las mayorías eran víctimas de
un baño de sangre, la industria de la seguridad prosperaba, a tal punto que, el
ejército de guardias privados, -sin contar los matones que contrata
irregularmente el gobierno- supera a las fuerzas armadas.
Por otra parte, éste
gobierno queda en la historia como el gran destructor de la estabilidad
laboral, con los despidos masivos y el empleo por horas que, además de
precario, está destinado a impedir la organización de los trabajadores y
mantener el subempleo que beneficia a los empresarios porque pueden mantener
salarios de hambre y condiciones laborales infrahumanas, aprovechándose de las
necesidades de los trabajadores.
Particular mención merece el
incremento de los impuestos, entre los que más afectan a los trabajadores
están: el Impuesto Sobre Ventas de 12% a 15%, los peajes, la energía eléctrica
12%, las llamadas telefónicas 12%, el combustible 25 centavos de dólar por
galón, el arrendamiento de casas y cuarterías con 10%, la canasta básica, los
retiros bancarios L. 2.00 por cada mil y
ahorros en las cooperativas, etc. Adicionalmente se devaluó el lempira, en consecuencia
se encarecieron todos los productos, lo cual afectó la capacidad de compra de
los trabajadores.
El resultado es que el
pueblo se empobreció mucho más y creó el Programa de Vida Mejor, para
aprovecharse de su miseria y crear un millón de votos y mantener contentos a un
ejército de activistas que le garanticen el trabajo organizativo para imponer
su fraude en todos los terrenos.
Las
privatizaciones y concesiones
Los Programas de Ajuste
Estructural aplicados en los 80s y 90s se quedan atrás, esta nueva fase de
privatizaciones no tiene límites. A las concesiones de ríos y playas, le siguió
la minería, los territorios y carreteras. No sorprende porqué se desarrollaron
sendas luchas contra estas medidas, algunas de ellas victoriosas, pero con
grandes golpes como el asesinato de decenas de luchadores entre ellos Berta
Cáceres. En el sector público fue más fácil, en algunos casos las
privatizaciones contaron con el apoyo de las burocracias sindicales, así como
pasó en con la ENEE, el SANAA y Hondutel, una mediana lucha en la Empresa
Nacional Portuaria y el IHNFA.
El gobierno fracasó hasta en
la atracción de la Inversión Extranjera, tuvo que endeudar exageradamente al
Estado, para garantizarle jugosas ganancias a las concesionarias. Su plan 20/20
solo representa un beneficio para el sector burgués que lo sostiene en el poder
-liderado por los banqueros- y para el imperialismo. Si bien, hay mejoras en
algunos indicadores macroeconómicos, eso no se debe a la virtud de sus
decisiones, sino a ventajas coyunturales internacionales como, la caída del
precio del petróleo a nivel internacional, la mejora del precio del café, del
incremento de las remesas, entre otros. En todo caso, eso no se expresa en la
economía de cada familia, el crecimiento económico es distribuido entre las
manos capitalistas y a los trabajadores solo les queda el sudor.
A nivel interno, tienen gran
importancia las incautaciones a los narcotraficantes, a quienes se les deja
crecer y luego se les expropia en una lógica de narco Estado, donde el propio
gobierno actúa como un cártel, supeditado al imperialismo norteamericano.
Un
futuro incierto, solo nos queda organizarnos para luchar
La burguesía tiene razón en
decir lo “bueno debe continuar”. Sin
embargo, del lado opuesto los trabajadores debemos lamentar la tragedia que nos
abraza y denunciar que todo el proceso es un fraude y una conspiración contra la
clase trabajadora, dirigida por JOH y con el apoyo de la “oposición”, socia
menor del negocio del poder. Esto es así, porque no hay un programa alternativo
al que impulsa el gobierno, por ejemplo: en caso que pudiera ganar la Alianza o
el Partido Liberal, no habría cambios al programa neoliberal pro imperialista
que ejecuta este gobierno. No tenemos ninguna duda que, en esta contienda
electoral la clase trabajadora no tiene por quién votar, y decidir por el
“menos peor” nunca debe ser el criterio de los explotados, por lo tanto urgimos
de crear un partido de la clase y para la clase, un partido para la lucha de
las conquistas que se están perdiendo y para la construcción del socialismo,
como lo hizo la clase obrera rusa hace exactamente 100 años, con el partido bolchevique
a la cabeza. Esa es la única salida y a eso le apuesta el PST.