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¡Ninguna confianza en el proceso electoral, ni en sus contendientes! |
El 26 de
noviembre se llevarán a cabo las elecciones generales en Honduras, ese día se
define quién gobernará el país en los próximos años, no sabemos si cuatro o
más. Contra lo que establece la Constitución de la República vigente, el Partido
Nacional PN con la cooperación de la oposición, se han puesto de acuerdo para
establecer la figura de la reelección presidencial, lo cual constituye
formalmente la principal característica del actual proceso.
Sin
embargo, lo más preocupante es el escandaloso fraude orquestado a la medida de
la vocación autoritaria y corrupta del presidente que es también el candidato,
lo cual hace de éstas elecciones las más polémicas y hasta ridículas de los
últimos años, puesto que ésta vez un insulto representa un voto de apoyo según
el Tribunal Supremo Electoral.
Más allá
de los gritos de la gente en los estadios y otros espacios públicos, el actual
gobierno es repudiado por gran parte de la población, su base social se limita
a un sector mayoritario de nacionalistas tradicionales asegurados por los
programas asistencialistas que hacen parte de su programa “vida Mejor”. No
obstante, la principal fuerza de JOH es el uso del poder para imponer un
colosal fraude retorciendo la ley a su conveniencia, su estrategia se basa en
el control absoluto de los recursos económicos, la violación de todos los
mecanismos de la democracia burguesa y la compra de la voluntad del
imperialismo, mediante su sometimiento ante todas sus exigencias canalizadas
mediante los organismos financieros internacionales.
El proceso
electoral está diseñado para la auto reelección, pero el PN no lo ha hecho
solo, los partidos de la “oposición” tienen una enorme responsabilidad
política, al permitir que JOH se imponga en todos los terrenos, incluyendo el
campo electoral, la Alianza nació fracasada sin la participación del Partido
Liberal PL, y fue así porque su plan es coexistir como socios menores de una
política neoliberal y pro imperialista con la que todos los partidos inscritos
comulgan y que solo la cuestionan en aspectos superficiales como parte de sus
maniobras discursivas. La mejor evidencia es que, los partidos de oposición no
consiguieron unificarse para luchar contra sus medidas en materia de política
social, económica y de reformas democráticas, es decir, por omisión también
son responsables del fraude contra sí mismos. El PL se negó en dos ocasiones a
presidir al Congreso nacional y a llegar a un acuerdo para presidir la CSJ;
entregando la dirección de ambas instancias al PN. LIBRE, PAC y el PL no
hicieron nada por la destitución ilegal de la anterior CSJ –que declaró
inconstitucional a la ley de las Ciudades Modelo- y terminaron respaldando la
elección de la nueva CSJ –que es completamente Orlandista- que tenía como
principal tarea “legalizar” la reelección.
Para permitir el
avance de la reelección no han llegado a acuerdos que generen la unidad de la
oposición pero para consolidar la estabilidad del régimen y respaldar los
ataques al pueblo si se unen con facilidad; por eso respaldaron la existencia
de la PMOP, la reelección de Julieta Castellanos y así garantizar el avance de
la IV reforma, no hicieron nada para oponerse a la ley anti terrorista, votaron
a favor de la penalización del aborto, de la reducción del presupuesto dictado
por la FMI en materia de salud y educación; y del decreto de emergencia sobre
el tema energético, de las privatizaciones de COALIANZA y los 23 mil empleados
públicos despedidos, hasta se coludieron con JOH para derrotar al movimiento
estudiantil y de esa forma colaboraron con él para estabilizar la crisis
universitaria. Pero lo más importante de todo es que nunca les pasó por la
mente enfrentar al régimen en las calles para detener todos los ataques del
gobierno y exigir las reformas electorales que garantizarían un proceso electoral
más democrático, no lo hicieron porque nunca lo desearon, si así fuera hubieran
movilizado a las bases de la Resitencia y de las antorchas para obligar a JOH
a retroceder en sus medidas neoliberales y autoritarias. No lo hicieron y no es
difícil entender porque, es debido, como hemos visto, a que están de acuerdo en
términos generales con la política entreguista del gobierno.
No salieron en
defensa del PAC cuando esta institución política fue intervenida por el PN a
través del TSE, lo que llevó a que el tribunal le concediera la presidencia a
Marlene Alvarenga y permitiera la salida del ala de Salvador Nasralla. Ninguno
de los puntos establecidos en el Acuerdo de Toncontín fue cumplido por la
oposición, no lucharon por el voto electrónico, por un nuevo censo electoral,
por la incorporación de todos los partidos en el TSE y el RNP, la segunda
vuelta y lo más importante de todo no están dispuestos a detener la reelección.
Tampoco la lucha
contra el fraude y el financiamiento del gobierno es consecuente, todos
sabemos que no se cuenta con un Censo Nacional, y el Censo Electoral (personas
aptas para votar) que ha presentado el TSE supera en 9% las proyecciones del
INE que, de por sí ya están alteradas. La participación de los muertos entre
los votantes es una práctica vieja y muy efectiva.
En el proceso
electoral de 2013 el 5.1 % de los votantes fueron niños, no cabe duda que la
misma fórmula se aplica ahora, porque no existe ninguna sanción por los
delitos electorales suscitados en aquella oportunidad. El partido LIBRE vuelve
a salir con la misma canción, “si votamos masivamente derrotaremos el fraude”
y para ello define como solución la operación “cusuco”.
Varios contendientes, el mismo programa burgués
Los tres
partidos que se disputaran el Poder Ejecutivo defienden el mismo orden
económico neoliberal por eso el Partido Nacional expone un programa de gobierno
que se concentra en tres medidas centrales: “mano dura” –contra los pobres-,
asistencialismo y entrega de los recursos al imperialismo. En la primera
promete incrementar el número de la fuerza pública, más cárceles de máxima
seguridad, ampliar las penas, criminalizar la protesta etc. En segundo lugar
presenta un abanico de programas de compensación social como Vida Mejor, bolsa
solidaria, ampliar los empleos precarios, préstamos sin intereses, etc.
Destinadas a mantener y ampliar su base electoral y obviamente para perpetuar
la condición de pobreza y miseria de los trabajadores, lo que significa
abundantes ganancias para los empresarios. Y por último generalizar las
concesiones de vías de transporte, recursos naturales y empresas estatales a
las transnacionales imperialistas además ampliar el endeudamiento con los
organismos internacionales de crédito con lo que financiara todo lo antes
expuesto.

Por su parte, la
propuesta de gobierno de LIBRE y la Alianza consiste en: “la convocatoria
mediante un plebiscito para consultarle al pueblo sobre el establecimiento o
no de una nueva Constitución de la República, instalar la CICIH para combatir a
la corrupción, salud y educación universal y gratuita, Energía eléctrica
gratuita para los más pobres, depuración de policía nacional y sustitución de la
PMOP –manteniéndola por un tiempo no determinado- por una comunitaria,
salario mínimo indexado al costo de la canasta básica, derogación de “leyes
lesivas y secretas” y derogación de concesiones que dañen el medio ambiente y a
las comunidades indígenas y negras”. La propuesta de gobierno de la Alianza
es eminentemente populista, también no se diferencia en mucho del que llevó al
gobierno del Poder Ciudadano a Mel Zelaya como candidato presidencial del PL.
El programa de la Alianza podría ser defendido por los sectores reformistas
del PN y PL pero el problema no queda ahí; LIBRE con el fin de obtener un
acuerdo para un frente electoral con el PAC, PL y PINU eliminó de su programa
la exigencia de la Reforma Agraria integral y la convocatoria a una Constituyente
popular y originaria dos banderas importantes que levantaba el FNRP.
No menos importante es
mencionar el papel que las organizaciones de izquierda han jugado al interno de
LIBRE y en la Alianza. Por un lado han cumplido un rol desmovilizador,
dedicando su esfuerzo militante a los fines electorales; y por otro, también
hicieron retroceder a las masas en su conciencia política, porque le dan un
mensaje peligroso a los luchadores y luchadoras que, lo único que queda por
hacer es embarcarse en la democracia burguesa, es decir, tener diputados y
hacer oposición parlamentaria. Opinamos que eso es un crimen y al mismo tiempo
un suicidio político, ante los sectores que resisten coherentemente las
medidas del gobierno y que en caso de existir un movimiento popular organizado
las victorias de estos grupos serían más importantes y el gobierno ni siquiera
habría osado en postular su reelección, pues, tampoco es que tiene controlada
la situación del país. Luchas como la de los Indignados, las huelgas de la
Universidad de Agricultura y de la Universidad Autónoma desnudaron sus
fragilidades, pero al parecer muchos luchadores populares ya cayeron en la
trampa de la democracia burguesa. Es una pena.
Reestructuración de un espacio de lucha a nivel nacional
Por todo lo anterior a la
clase trabajadora hondureña solo le queda la organización de la lucha, no
importa la composición del nuevo gobierno, aquí no se trata de cuantos
diputados obtenga cada partido, o cuantos funcionarios logre la Alianza, en
los últimos cuatro años aprendimos que ellos siempre se pondrán de acuerdo en
sus intereses individuales o de grupo, mientras los trabajadores pierden el
empleo y todas las conquistas adquiridas en varias décadas de luchas. Por eso,
debemos retomar la organización independiente y la movilización permanente,
mediante un espacio de articulación nacional de todos los procesos de lucha.
Nunca fue tan urgente
organizar un partido de la clase trabajadora, un partido que nazca de la lucha
obrera contra el gobierno burgués y la burguesía en general, solo cuando los
trabajadores enfrenten a la burguesía en todos los terrenos, con su programa
socialista y el objetivo de tomar el poder, evitaremos caer en la maraña que
la burguesía nos ha metido. El PST considera que las medidas económicas
entreguistas y anti obreras del gobierno son la primera razón por la que
debemos luchar; seguido de las libertades democráticas como el derecho a la
libre organización sindical y política; respeto a los derechos laborales, los
derechos sexuales y reproductivos; el derecho a la tierra, al crédito agrícola
y a asistencia técnica gratuita, aumento general de salarios, no pagar la
deuda externa, cárcel para los saqueadores del IHSS, no a la venta ilegal del
país en las ZEDES etc. A partir de allí, incorporar muchos temas de interés de
toda la clase, jerarquizados según la urgencia y la coyuntura. Hacemos un
llamado un respetuoso a las bases de la Alianza y a todo aquel que desee luchar
contra las medidas del gobierno a construir una verdadera oposición en las
calles y un verdadero partido revolucionario.
El PST estará con los
luchadores y luchadoras y no perderemos ni un minuto en denunciar las
atrocidades del futuro gobierno, pero también de quienes lo han dejado gobernar
por ocho años y todavía lo legitiman con una falsa oposición, cuyo discurso
solo sirve para negociar cuotas de poder a espaldas del pueblo.
Ante la pregunta ¿Quién debe
gobernar nuestro país? Respondemos que, no puede ser ninguna de las expresiones
burguesas que están en contienda, porque todas presentan un programa
capitalista, pro imperialista y burgués, es decir, representan muchos intereses,
pero no los de la clase trabajadora. De manera que, la clase trabajadora no
tiene por quién votar, para poder expresar nuestro repudio a las elecciones
estilo JOH, a sus participantes y a su carácter antidemocrático, proponemos
votar NULO, ya que no votar nos ubica en una actitud pasiva en el actual
proceso electoral.