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¡Alto a los asesinatos por defender la tierra! |
“Edickson te
extrañamos hermano, aun nos duele que te arrancaran vilmente de nosotros, Doña
Elsa y Don Nicho aún sufren no poder verte y abrasarte, tus sobrinos recuerdan
siempre tu carisma, y yo sufro el tormento de que mis hijos no tengan el
privilegio de disfrutar de tu gran amor camarada”
Se cumplen 12 años
del cobarde asesinato de Edickson Lemus, un compañero con una vida con diversas
facetas que decidió involucrarse en el movimiento campesino con el afán de
luchar por el mejoramiento de las condiciones de vida de los más pobres de este
país.
Proveniente de una familia pobre, vinculada a la clase obrera agrícola de la zona norte (su padre Dionicio Romero obrero de las fincas bananeras y su madre Elsa Calderón obrera de las empacadoras de bananos) este vínculo le permitió fácilmente comprender que no hay forma más efectiva para cambiar nuestra realidad que involucrarse en la lucha organizada. Afiliado a la Central Nacional de Trabajadores del Campo (CNTC) organización a la cual era su Secretario General en la regional de El Progreso. En innumerables veces mostro su solidaridad militante con otras organizaciones y gremios, como el magisterio, estudiantes, organizaciones indígenas, ambientalistas, sindicatos entre otros.
Proveniente de una familia pobre, vinculada a la clase obrera agrícola de la zona norte (su padre Dionicio Romero obrero de las fincas bananeras y su madre Elsa Calderón obrera de las empacadoras de bananos) este vínculo le permitió fácilmente comprender que no hay forma más efectiva para cambiar nuestra realidad que involucrarse en la lucha organizada. Afiliado a la Central Nacional de Trabajadores del Campo (CNTC) organización a la cual era su Secretario General en la regional de El Progreso. En innumerables veces mostro su solidaridad militante con otras organizaciones y gremios, como el magisterio, estudiantes, organizaciones indígenas, ambientalistas, sindicatos entre otros.
Edickson Lemus fue
víctima de un crimen solo por defender el derecho de los más desposeídos, para
que tuviesen acceso a la tierra para cultivarla, para alimentarse, para ver
crecer a sus hijos sanos y en paz. Comprendió que no quedaba otro camino, y aun
a riesgo de perder su vida se comprometió firmemente con lo que creía.
Fue el 24 de mayo de
2005 una fatídica mañana en la ciudad de El Progreso, a plena luz del día, sus
asesinos pretendían enviar un mensaje a los demás campesinos que esa sería su
suerte si insisten en luchar por su derecho.
El caso que seguía era de un grupo de mujeres madres solteras y personas
de la tercera edad que ansiaban tener un lugar donde sobrevivir, se enfrentaban
a un grupo sicarios comandados por un ex policía que tiene vínculos con el
crimen organizado y con la oligarquía de la ciudad del El Progreso. Es evidente
que sus asesinos tiene aún protección por parte del sistema judicial, pues a
pesar de existir pruebas de las amenazas de las que fue víctima días previos al
asesinato las investigaciones nunca se dirigieron contra quienes son realmente
los criminales que segaron la vida de Edickson. Este asesinato muestra el
patrón que luego tiene la estructura del crimen organizado. 12 años después
este modus operandi se ha generalizado, donde tenemos un país que a diario ocurren
asesinatos que nunca se sabe quién actúa ni material ni intelectualmente, nunca
se judicializan y menos aún se condenan a los que imponen el terror aun cuando
el sol aun brilla.
Desde luego los
criminales no lograron su objetivo, así como no lo lograron con los mártires de
la resistencia contra el golpe de estado como el Camarada Manuel Flores, ni con
la estudiante Soad Nicolle Ham, y menos con Berta Cáceres, nos arrebataron sus
cuerpos, pero sus ideas y sus luchas siguen entre nosotros y se multiplican
cada día.
Recordamos a Edickson
con el megáfono en la calle, gritando consignas y animando las marchas, lo
recordamos haciendo teatro en la calle el 26 de agosto de 2003 en Tegucigalpa,
en la recuperación de tierras enfrentando con armas a los policías y sicarios
de los terratenientes en Victoria, Yoro. En los conversatorios de la
Coordinadora Nacional de Resistencia Popular, lo recordamos con sus pantalones
rotos y manchados de consignas, lo recordamos en Tacamiche luchando contra la United Fruit Company. Pero
la mayor herencia que tenemos de Edickson es que siempre nos enseñó sobre la
independencia de clase diciendo en
palabras sencillas, si es terrateniente, empresario o militar no es de
confiar, hay que enfrentar la lucha con nuestras propias manos, con las mismas
que labramos la tierra la defendemos. Edickson Lemus se organizó políticamente
en el Partido de los Trabajadores que hoy es el PST, se declaraba marxista y
trotskista. Decía que los campesinos poco entienden de teorías pero hay que ir
a las bases y enseñarles a leer porque también tienen derecho a formarse
políticamente