Por Carlos A. Lanza
(Integrante del Taller Pedagógico “Paulo Freire”)
Las
antorchas necesitan encender un Paro Cívico Nacional, de lo contrario,
podemos terminar “chamuscados” en nuestro propio fuego.CL
La
coyuntura actual exige un salto de calidad. Las movilizaciones
antorcheras, por lo menos en los centros urbanos fundamentales del país,
han ido creciendo, pero todo lo que sube baja, más aún, cuando un
movimiento como éste, obedece más a la voluntad de sus participantes que
a una verdadera estrategia de lucha. Hasta hace unas semanas, era una
herejía plantear la idea de un Paro Cívico: nos llamaban “provocadores”,
“incendiarios”, “vieja generación”, “colgados”, “herederos de la guerra
fría”, etc. Pero mantuvimos intactas nuestras convicciones y sobre
todo, tuvimos mucha paciencia y ahora, el Paro Cívico ha pasado a formar
parte del debate nacional entre los sectores que están en lucha.
Lo
que está en debate es si los gremios y sindicatos están en capacidad de
llevar a cabo un Paro Cívico. Queremos señalar que el primer Paro
Cívico se realizó el 17 de abril del año 2008, fue un paro exitoso, el
país se paralizó aunque no hubo una huelga general. Creo que la
experiencia de este Paro Cívico nos dejó varias lecciones que de manera
pedagógica vamos a enunciar con el fin de contribuir al debate para
organizar un gran Paro Cívico contra el gobierno de JOH.
1. Sin democracia interna no hay Paro Cívico.
Urge
una asamblea nacional de antorcheros, sindicatos, gremios,
organizaciones campesinas, pueblos originarios, patronatos, entre otros,
que de manera democrática discutan cómo hacer el Paro Cívico. El Paro
Cívico debe partir de la realidad de cada organización, de la geografía
que pueden colonizar para tomar puentes y carreteras y del grado de
conciencia de la comunidad acerca de sus problemas. No se puede llamar a
un Paro Cívico sólo por el punto de la corrupción, si las
organizaciones populares y las comunidades no ven reflejados en la
convocatoria sus propias necesidades, la gente no va a participar. Por
eso necesitamos esta asamblea para que el paro no sea impuesto sino
construido desde la base. Un Paro Cívico no se realiza por mensajitos ni
por las redes sociales, ni por los medios de comunicación, se organiza
con el método obrero de la asamblea democrática y popular.
2. Un Paro Cívico no es una huelga general pero es un paro.
La
burocracia de las centrales obreras siempre sale con el estribillo de
que apenas el 8% de la población productivamente activa está
sindicalizada y por esa razón no pueden convocar a una huelga general,
siempre dicen que no hay condiciones, lo cierto es que hemos tenido
momentos formidables para realizar una huelga general y nunca la han
convocado. En 1954 no teníamos organizaciones sindicales reconocidas y
sin embargo la clase trabajadora organizó la huelga más grandiosa de
todos los tiempos. Pero bien, el Paro Cívico Nacional no llega a ser una
huelga general pero es acompañado por aquellos sectores que se
comprometen a pararse, no son todos pero es impactante, estremece,
genera crisis en la oligarquía y el impacto es mayor porque los gremios o
sindicatos que no pueden parar, son reivindicados por las tomas de
puentes y carreteras. De esta manera, hay sectores que paran de hecho
porque sencillamente no pueden movilizarse a los centros de trabajo. No
estamos pidiendo una huelga general, estamos pidiendo que se organice un
Paro Cívico donde el éxito no depende únicamente del papel de los
sindicatos sino de todas las fuerzas populares organizadas en el país.
3. Un Paro Cívico define con claridad sus objetivos.
No
vamos a un Paro Cívico si no definimos con claridad los objetivos o la
agenda de lucha, los participantes deben velar porque sus problemas sean
reivindicados en la jornada de movilización (recomendamos iniciar con
un paro de 24 horas). La consigna de sacar a JOH del poder es a mi
juicio innegociable, pero además, hoy más que nunca se necesita levantar
la consigna de una Asamblea Nacional Constituyente Popular y
Democrática que resuelva el vacío de poder que significaría la salida de
JOH, pero, además, la Constituyente serviría para reorganizar al país
bajo un nuevo pacto de gobernabilidad, a partir de allí, podemos
jerarquizar las demandas que surjan de la asamblea popular.
4. Reorganizar al movimiento popular una gran tarea del Paro Cívico.
Una
de las tareas estratégicas del Paro Cívico es dotar al movimiento
popular de una nueva organización que sea capaz de administrar o
coordinar un plan de lucha. Esto es lo que garantiza que el paro no
termine allí donde empieza. Las asambleas deben tener la capacidad de
generar una Coordinadora Nacional de Lucha, que integre a los indignados
y a todos los sectores que estén dispuestos a luchar, no importa que
este movimiento se llame “Coordinadora Nacional de Indignados”, lo
importante es que tengamos una instancia nacional y democrática para
tomar decisiones y no como hasta ahora que se sigue repitiendo el viejo
error de que Tegucigalpa le dicta la línea al país entero y muchas veces
sin consultar a nadie.
Esperamos que estas ideas sirvan
para animar el debate en torno al Paro Cívico tan necesario para avanzar
en la lucha por echar abajo a este gobierno corrupto yexplotadoar.
Tegucigalpa, 29 de junio de 2015
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