La insurrección popular que sacudió al
país contrasta con la sofocación de ocho años de gestión golpista. Las
contradicciones acumuladas en ese período explican la presencia de un amplio
movimiento nacional que surgió impetuoso y espontáneo después del 26 de
noviembre y se concretó en torno a una sola demanda hasta ahora insatisfecha:
la salida de JOH. ¿Qué ha sucedido? ¿Cómo es que esta intensa agitación popular
que ha puesto al desnudo las miserias y debilidades del gobierno no logra
acabar con él? ¿Qué factores hacen que aun siga en pie?
¿Quiénes
sostienen la dictadura?
JOH atraviesa en estos momentos por
una situación de agonía, lo que de ninguna manera debe entenderse como el fin
automático del mismo. Recordemos que él sigue aun controlando el aparato
estatal y en especial manera el aparato represivo. Además, cuenta con el apoyo condicionado
del imperialismo norteamericano que desde siempre respaldó su proyecto
reeleccionista. Contribuye sobre todo a su sostenimiento el rol desmovilizador
y vacilante que han desempeñado los líderes de la Alianza de Oposición quienes
en momentos claves desactivaron la insurrección popular. El conjunto de estos
factores explica porqué la dictadura no fue derrotada hasta ahora. De todos
ellos, el último es el determinante para que JOH continúe en el poder.
¿Por
qué decimos que la cúpula de la Alianza es el principal sostén de la dictadura?
La cúpula de la Alianza de Oposición
es el principal sostén de la dictadura. Desde el día que JOH prometió
reelegirse, la Alianza nunca estuvo dispuesta a enfrentarlo en las calles,
paralizando la economía. Prefirieron que su salida se hiciese por la vía
electoral, permitiendo así su ilegal inscripción y confiando en que éste respetaría
la voluntad popular.
Después del proceso electoral, la
estrategia de la Alianza ha sido la de buscar una solución pactada al fraude
desde las alturas, con el concurso de la OEA y el Departamento de Estado, y no
la de derrocar a JOH por la vía de la insurrección popular. De ahí sus
permanentes llamados a la resistencia pacífica, a que no se violente la
propiedad privada y a que se permita el tránsito de mercancías en las tomas de
carreteras. Por eso decimos que el papel que ha cumplido la cúpula de la
Alianza ha sido determinante para que JOH siga en pie. Convencidos estamos que
si la estrategia hubiese sido la de profundizar las acciones de luchas, el
complejo insurreccional tarde o temprano hubiera quebrado el brazo armado y el
imperialismo retrocedido en su apoyo al dictador.
¿Qué
hacer para acabar con la dictadura?
Consideramos que la dictadura se
encuentra en una situación de debilidad como resultado de los golpes que le
propinó la insurrección popular y que aun sigue viva la posibilidad de derrocar
a JOH. Para ello, en principio hay que tener claridad en dos aspectos. Primero,
no debemos caer en la trampa oficialista del dialogo nacional, más allá de que
se acepte o no una mediación internacional tal como proponen los líderes de la
Alianza. El dialogo es una medida desesperada del régimen por conjurar la
crisis y a su mesa acuden todos los sectores burgueses ansiosos de renegociar
críticamente sus resentimientos y calmar las exigencias del pueblo. Esa
solución solo favorece a la dictadura y es un error creer que de ella saldrá
algo valioso.
Segundo. La experiencia reciente
demostró que ni Mel ni Nasralla persiguen el objetivo de derrotar a JOH por la
vía de la insurrección popular. Las verdades, aunque duelan, deben ser dichas. La
idea de constituir un Bloque de Oposición a la dictadura obedece a una malsana
intención de los líderes de la Alianza por recuperar el control de un
movimiento que en la mayoría de sus tramos les desbordó y que estuvo a milímetros
de acabar con el orden existente. Esa iniciativa, acordada días atrás en
Cofradía, es hoy anunciada mediante una retórica cargada de pasión jacobina que
muy pronto comenzará a enfriarse en el triste pataleo parlamentario.
¡Ni diálogo nacional ni Bloque de
Oposición! La solución pasa por organizar la Coordinadora Nacional de Lucha
Contra el Continuismo. Creemos que esta instancia debe surgir como una respuesta
unitaria de lucha desde las bases. Debe tener un marcado carácter democrático,
esto quiere decir que las demandas y las acciones a realizar se discutan en el
marco de encuentros periódicos, donde el voto y la opinión de un dirigente
reconocido valga igual que la de un humilde jornalero o una ama de casa. Asimismo, debe ser independiente de cualquier
fuerza que solo busque entorpecer el desarrollo de la lucha. Sus filas deben
estar abiertas a la participación popular, fundamentalmente de la clase
trabajadora organizada. Su tarea inmediata será la de votar y ejecutar una
estrategia nacional de lucha, en la que se combine la movilización unitaria con
las tomas de carreteras, las barricadas y el cierre de fábricas y centros de
estudio en la perspectiva de preparar una huelga general.
Las condiciones para derrocar a JOH
están maduras, no permitamos que se pudran.
¡Ni
dialogo nacional ni Bloque de Oposición!
¡Por
una Coordinadora Nacional de Lucha Contra la Dictadura que democráticamente
vote un plan de lucha!
¡Fuera
JOH!
Partido Socialista de los
Trabajadores. PST-LIT CI