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¡Reconstruyamos la CNRP! |
Por. Allan Núñez.
Es
bueno saber que aún hay sectores que no se resignan a aceptar las medidas
antipopulares del gobierno de JOH. Es el caso de los estudiantes universitarios
que reclaman una universidad pública; de la Mesa de Indignados en El Progreso
que rechaza la privatización de los ejes carreteros; de los empleados del
sector salud que se movilizan en contra de la imposición de la Ley Marco del
Sistema de Protección Social y de los distintos pueblos originarios que se
oponen a las políticas de saqueo y despojo de los recursos naturales. Todas
ellas son expresiones dispersas y atomizadas de repudio hacia al actual
gobierno que si no se concitan en un esfuerzo unitario, tarde o temprano
acabaran siendo derrotadas. He ahí la necesidad urgente de reconstruir lo que
fue la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP), una instancia
unitaria de lucha, que mediante los métodos de lucha de la clase obrera ponga
freno a la intentona reeleccionista y sus políticas fondomonetaristas, tarea
que no cumplirá la Alianza de Oposición.
LIBRE y su Alianza de Oposición no es alternativa.
El
surgimiento de la CNRP se da a partir del año 2002-2003. Fue esta una instancia
del movimiento obrero y campesino de tipo unitaria y con una conducción de
carácter nacional, democrática y para la lucha. Desde su constitución, la CNRP
se asentó sobre asambleas democráticas nacionales, lo que se conoció como
conversatorios, donde las dirigencias de las distintas organizaciones regionales
y de base, debatían sobre los contenidos y las acciones de lucha a realizar.
Fue también una instancia que proclamó la independencia política y la lucha
unitaria, dando apoyo a aquellos sectores interesados en luchar, campesinos,
estudiantes, maestros y otros. Sus famosos Paros Cívicos Nacionales, verdaderas
gestas de la clase obrera hondureña, arrinconaron gobiernos y cuestionaron la
continuidad burguesa del país.
El
final de la CNRP puede rastrearse durante las primeras jornadas de lucha de
resistencia contra el golpe de Estado de 2009, cuando algunos sectores que le
integraban como la Tendencia Revolucionaria (TR), Los Necios y el Bloque
Popular, todas ellas organizaciones de tradición estalinista, burocráticas y
oportunistas, deciden aliarse con un sector burgués del Partido Liberal, con
Mel Zelaya a la cabeza, liquidan la CNRP y conforman lo que se conoció como el
Frente Nacional de Resistencia Contra el Golpe de Estado, más adelante Frente
Nacional de Resistencia Popular (FNRP).
Desde
sus orígenes, el FNRP fue una instancia opuesta a la CNRP. Se aproximó más a la
figura de un movimiento policlasista, con una dirección reformista y una amplia
dispersión de organizaciones de masas en la base, cuyos vínculos no siempre
fueron orgánicos ni ideológicos. Su método no fue el de la confrontación
directa contra la dictadura, sino el de la conciliación de clases. Su
dirigencia siempre apostó a los acuerdos que podrían surgir del Diálogo San
José (Costa Rica, julio de 2009), el Diálogo Guaymuras (Tegucigalpa, octubre de
2009) y finalmente el Acuerdo de Cartagena de Indias (Colombia, mayo de 2011),
mediante el cual el FNRP se instituye como partido político (Partido Libertad y
Refundación LIBRE) y se matricula de modo definitivo en el torneo electoral. El
resultado de esta nefasta política facilitó la victoria del golpismo.
LIBRE
es un partido político con fuerte apoyo popular, pero con una dirección y un
programa burgués. Desde el día de su constitución este partido se desmarcó por
completo de la movilización popular, aceptando los valores más básicos del
orden social existente. Prueba de ello es que nunca realizó acciones de lucha
contra el gobierno de Lobo Sosa (2010-2014) y de JOH (2014- ) y, por el
contrario, colaboró con ellos evitando hacerle oposición. Su estrategia ha sido
la de la canalizar el descontento popular hacia las urnas. Sus dirigentes
sustituyeron la movilización en la calle por la ilusión del voto. Ahora que
integra la Alianza de Oposición (LIBRE-PAC y PINU) con Salvador Nasralla como
candidato, no solamente son lo opuesto a lo que fue la CNRP, también son una
traición a la letra, sentido y principios de la lucha de resistencia y
constituyen, hoy en día, el factor más activo de la reacción democrática,
entendida ésta como una política cuyo propósito es el de desmovilizar a los
trabajadores haciéndole creer que votando resolverán sus problemas de clase
explotada. Por eso decimos que LIBRE y su Alianza de Oposición no son alternativa.
Unidad y lucha para vencer a
JOH.
La
bronca con este gobierno crece cada día más. La lucha universitaria, la
movilización en el sector salud, el rechazo a la privatización de las
carreteras y las acciones de repudio a las políticas entreguistas de los
recursos naturales, desnudan aquellos dirigentes que no quieren enfrentar al
gobierno. Mientras muchos quieren luchar, la Alianza de Oposición lanza un
mensaje contrario: hay que votar para impedir la reelección. No seamos presas
fáciles de esa mentira.
La
lucha contra la reelección y sus políticas antipopulares solo puede darse en
las calles y no en las urnas. El primer paso para lograrlo pasa porque todos
los sectores hoy en lucha comprendan que no alcanza con pelear por separado,
así vamos a perder siempre: necesitamos de la más amplia unidad. Por eso los
encapuchados, los indignados, los médicos y enfermeras, los distintos pueblos
originarios y demás sectores en lucha, deben organizarse en una instancia
unitaria de lucha como lo fue la CNRP, donde se vote un programa y un plan de
lucha y se impulse al fin un Paro Cívico Nacional en la perspectiva de acabar
con este gobierno autoritario y patronal. Esta y no otra es la pelea que
tenemos por delante.