Por: José Kanes
El debate de la
participación de la izquierda en el proceso electoral tuvo un argumento equivocado:
“al poder sólo llegaremos por medio de las armas o a través de las elecciones”
dicha maniobra discursiva es incorrecta porque pone en blanco y negro un planteamiento
que tiene otras posibilidades de análisis, para el caso, dar la pelea electoral
no implica necesariamente abandonar la lucha popular.
La política electoral del
“melismo” del cual hacen parte varias organizaciones de izquierda, como La
Tendencia Revolucionaria, Los Necios, Nueva Democracia, Los Rojos, el Partido
Comunista de Honduras (PCH), entre otras, es parte de un plan para desviar el
ascenso revolucionario, en ese sentido es una traición a las masas.
Pusieron la carreta por delante de los bueyes
Lo que las masas vieron
fue una izquierda acomodada, servil, sin principios revolucionarios, renegando
del método de la movilización, obediente a órdenes del caudillo y su cúpula, agitando
un programa reformista burgués, haciendo ver a Manuel Zelaya y Xiomara Castro
como revolucionarios, al menos más que ellos, solo para no perder su lugar en
la foto o una posible chamba. En síntesis, la izquierda está desdibujada y
responde al oportunismo más patético, por ello es tan responsable como Mel de
la derrota de la resistencia en las calles y su derrota en las urnas, podemos
decir sin temor a equívocos que Mel, el gran organizador de derrotas, también
necesitaba de ayudantes y los encontró en las organizaciones reformistas-estalinistas,
en los intelectuales “progresistas” y burócratas sindicales.
Ese es el resultado de
poner la carreta por delante de los bueyes, es decir, anteponer una línea política
sin importar el programa, la experiencia acumulada en la lucha y los objetivos
estratégicos de la revolución hondureña. Lo que estas “direcciones” han demostrado
es que no están por el socialismo y que no son confiables, porque no tienen claridad
estratégica ni el carácter para defender sus posiciones ante la burguesía y ante
los trabajadores. Su baja estatura política queda en evidencia y las masas
tomaron nota.
Ante la crisis de dirección construyamos un sindicalismo independiente y un partido revolucionario de la clase trabajadora.
¿Cuán fortalecida quedó la
izquierda de este proceso?, ¿Cuáles son las repercusiones en el movimiento
popular? Desde las elecciones internas del partido LIBRE los Liberales en
resistencia se impusieron y aunque hubo impugnaciones y reclamos, la voluntad burguesa
del caudillo se impuso. Esa humillación no fue suficiente para que dichas
organizaciones de izquierda recuperaran su “identidad política” y sacaran a las
bases del engaño, su política fue conformarse con las migajas.
De allí en adelante las
figuras del movimiento popular hicieron parte del matrimonio empresarios-trabajadores,
dejando una terrible confusión y un mal ejemplo en la base de LIBRE y la más
alta traición en los sectores en lucha, como los campesinos, los indígenas, maestros,
estudiantes, mujeres, etc. Si las consecuencias de estos errores los pagaran
las organizaciones o sus dirigentes, el tema no tendría mayor importancia, pero
en la lucha de clases cada error de las direcciones es pagado con décadas de
miseria de los trabajadores, de cientos de mártires y profundas decepciones de
las masas.
Las bases pasan factura a
las direcciones incompetentes y traidoras porque siempre habrá luchas y en cada
momento sabremos quién es quién. Es por esta razón que desde el Partido
Socialista de los Trabajadores invitamos a todas las clases explotadas a construir
una nueva dirección popular empezando por el FNRP, los sindicatos, el magisterio,
pero sobre todo, llamamos a construir el partido de la clase trabajadora, ampliamente
democrático, internacionalista, con un programa socialista, por la movilización
de las masas y con independencia política de cualquier aparato burgués.