Por:
Pedro Castillo
Al
día siguiente de la fraudulenta jornada electoral del 24 de noviembre, el
presidente de Nicaragua Daniel Ortega Saavedra del Frente Sandinista de Liberación
Nacional (FSLN) se comunicó con el candidato del Partido Nacional Juan Orlando
Hernández, reconociendo su triunfo. Si se tratara de gobiernos como los de
Guatemala y Colombia, reconocidos como gobiernos abiertamente derechistas, no
nos extrañaría este tipo de saludos, pero se trata de Daniel Ortega quien
históricamente se ha puesto un ropaje de izquierda y por eso, para muchos es
extraño que este personaje haya corrido a reconocer a JOH.
Trataremos de
abordar algunos puntos en las políticas del FSLN y del “izquierdista” Ortega
para dejar claro que no se diferencia en nada de un gobierno de derecha. Para empezar veamos una de las políticas
económicas del gobierno nicaragüense en palabras del presidente del Banco
Central: “Los buenos resultados económicos indican que el país no necesita de
asistencia financiera especial por parte del FMI, en el marco de un programa,
porque no existen desequilibrios financieros, en otras palabras puedo decir con
orgullo, que Nicaragua se ha graduado en los programas de este organismo”. Un
gobierno que sale orgulloso a celebrar su graduación del principal organismo
Internacional no puede considerarse un gobierno de izquierda ya que dicha graduación
ha sido acosta del hambre y miseria del pueblo nicaragüense, por otro lado, Ortega
ha dado concesiones a grandes empresas privadas transnacionales para expandir
el monocultivo.
Otro
ejemplo de las políticas del gobierno Nicaragüense se encuentra en la Ley 840
del Canal interoceánico impulsada por Ortega. Según esta ley las empresas
extranjeras que controlen el territorio nicaragüense estarán exentas de la
legislación nacional; no habrá autoridades administrativas, judiciales,
aduaneras, fiscales, policiales o militares regidas por la constitución
nicaragüense, constituyéndose en un verdadero Estado extranjero dentro del
Estado de Nicaragua. De esa manera, los nicaragüenses, en esa zona determinada
por la empresa pierden sus derechos constitucionales (políticos, económicos,
sociales, laborales y de cualquier otra índole), algo muy similar a las mal
llamadas “Ciudades Modelo” impulsada por el gobierno de Lobo Sosa en nuestro
país.
Por falta de espacio aquí sólo estamos analizando dos políticas del
gobierno orteguista que dejan claro cuál es su tendencia de gobierno de
derecha. Por eso no nos sorprende para nada la rapidez con la que saludó y legitimó
el gobierno surgido del fraude electoral que favoreció a Juan Orlando Hernández,
dando “la espalda” a LIBRE, pues detrás de la careta revolucionaria el gobierno
Nicaragüense es un gobierno que mantiene las relaciones de producción
capitalistas y profundiza las medidas económicas neoliberales al igual que el gobierno
nacionalista en Honduras. Lo que si nos sorprende es que la dirección del
partido LIBRE no haya cuestionado esta postura de Ortega, contribuyendo de esta
manera a que miles de jóvenes sigan confundidos creyendo que Ortega es
revolucionario cuando en verdad es un títere del FMI como lo es Mauricio Fúnez
en El Salvador bajo el gobierno del FMLN.