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JOH y Netanyahu, dos dictadores amigos |
Recientemente
el Primer Ministro sionista Benjamín Netanyahu y el dictador Juan Orlando
Hernández pactaron el traslado de la Embajada hondureña, actualmente ubicada en
Tel Aviv, hacia Al-Quds en Jerusalén. El retroceso de la política injerencista
de Washington en el mundo árabe y las consecuencias que esto genera para
Israel, ha provocado que Netanyahu encabece una avanzada diplomática
internacional para que Jerusalén sea reconocida como la capital del enclave estadounidense
en medio oriente.
Por
Ovet Córdova
JOH
y Netanyahu persiguen fines distintos, sin embargo sus intereses se cruzan
caminos con los del imperialismo norteamericano. El régimen cachureco busca el
favor de los EE.UU. en un clima difícil, ya que urge de financiación para
estabilizar la situación política interna que le es muy adversa. Trump lo
presiona fuertemente, asegurando públicamente que el gobierno hondureño no hace
nada para evitar las caravanas migratorias, lo acusa, además, de corrupto y le
amenaza con suspenderle todas las ayudas de seguir esta situación. Además JOH
enfrenta escándalos de corrupción destapados por agencias tuteladas por la
Embajada yankee[i], que
señalan a funcionarios de su partido, entre ellos su hermana, Hilda Hernández, que
según investigaciones era la directora de una red de corrupción que drenó
fondos públicos para la pasada campaña presidencial. Igualmente su hermano,
Tony Hernández, fue apresado recientemente en Miami, siendo señalado por la DEA
como un importante capo del narcotráfico.
Por
su lado, a Netanyahu, con una década en el poder, le urge recuperar terreno en
un ambiente lleno de tensiones para los intereses territoriales del sionismo. Su
gabinete que es considerado el más derechista de los últimos tiempos, afronta una
complicada situación interna. Hay fuertes acusaciones de corrupción en su
contra que dejan la incertidumbre de si podrá obtener un nuevo mandato.
Recientemente el parlamento se auto disolvió para convocar a elecciones anticipadas
para abril próximo, debido a que estaba a un voto de perder la mayoría en el
congreso por la ruptura de su bloque de diputados. Las tensiones regionales le
son más desfavorables. Sus incursiones armadas contra el territorio palestino
han fracasado una tras otra, produciendo una mayor resistencia y rechazo
internacional, las negociaciones de paz entre Arabia Saudita (su aliado) y
Yemen (aliado de Irán), la probable salida del ejercito gringo de Siria, y la
disposición de la Unión Europea para hacer negocios con el régimen teocrático
de Irán son hechos que favorecen la situación de sus rivales regionales, y le
ponen en una posición defensiva en el plano económico y especialmente en el militar.
La
solidaridad con la lucha del pueblo palestino avanza, ya que el lobby de Trump
llamado “Acuerdo del siglo” no ha prosperado. Éste apenas cuenta con el apoyo
de las monarquías vasallas del Golfo Pérsico. El gobierno palestino, liderado
por Mahmud Abás, la rechaza llamándola la “Bofetada del siglo”. Misma posición
ha asumido la Liga Árabe, mientras en la ONU, son 128 los países que se oponen
al cambio de sede por ser violentatorio del derecho internacional. La reacción
del movimiento de resistencia palestino no se ha hecho esperar, las denominadas
marchas del retorno se han intensificado y los enfrentamientos en la Franja de
Gaza, entre manifestantes y la gendarmería de Israel son cada vez más violentas,
cobrando la vida de activistas desarmados, llevando las tensiones al plano
militar y provocando bombardeos recíprocos, además de enfrentamientos armados en
territorio controlado por Israel y por Hamas.