Por Ovet Córdova

El proceso de lucha que se abrió a
partir del 26N lo podemos catalogar como una insurrección. Su carácter es
masivo, radical y nacional. Desde la lucha contra el golpe de Estado de 2009 no
había una explosión social que enfrentara al gobierno calle a calle, barrio a
barrio, en cada municipio y en todos los departamentos; el movimiento de masas
es tan impresionante que la fuerza pública no es capaz de detenerla y de cubrir
tantos flancos; por ese motivo el régimen apeló al estado de sitio como un
instrumento temporal que le permitiría contener el ascenso de masas, pero ellas
están hartas de este gobierno y no se quedarán en sus casas a esperar que las
cosas se solucionen solas.
El carácter insurreccional y masivo
de estas manifestaciones es resultado del alejamiento del pueblo de la política
cobarde de la conducción de la Alianza que el 27 de noviembre llamó a
“celebrar” y no a defender en las calles el triunfo que el pueblo obtuvo en las
urnas. Mel y Nasralla han desconocido públicamente las acciones de calle
convocadas por organizaciones populares o por los mismos manifestantes. Y lo
hacen porque no desean que la victoria contra el fraude sea por causa de una
insurrección, si no, de pactos entre ellos y JOH, ya que un triunfo de las
masas con sus propios métodos comprometería al gobierno de la Alianza a aceptar
las demandas más urgentes de la clase trabajadora y del pueblo en general, como
poner fin a COALIANZA, derogar todos los convenios con las transnacionales que
saquean los recursos naturales, la reforma agraria, la Ley de trabajo temporal,
aumentar los salarios, echar atrás las privatizaciones y desconocer los
acuerdos con el Fondo Monetario Internacional –FMI-. Aceptar ese programa pone
al candidato presidencial de la Alianza en un enfrentamiento directo con la
burguesía nacional y el imperialismo, y es algo que no desea hacer. Ya lo dijo
en CNN cuando fue entrevistado por Fernando del Rincón: “yo soy amigo de los
empresarios y de los Estados Unidos”
La juventud y los pobladores de
barrios populares donde vive la clase trabajadora han sido los protagonistas de
las batallas más encarnizadas y también son los sectores de la sociedad que
viven en condiciones más precarias, con menos oportunidades y los más afectados
por la violencia del crimen organizado, de la policía y el ejército; esas
características estructurales han marcado su dura resistencia. Es evidente que
ellos odian al gobierno de JOH, pero este proceso de lucha tiene también una
expresión anti capitalista. Muchas de las protestas van dirigidas hacia la
empresa privada, haciéndole perder a ésta más de 2,800 millones de lempiras,
quienes además de ser sostén del gobierno han sido los más beneficiados con las
privatizaciones, los negocios turbios, y el saqueo de las instituciones
públicas como ocurrió con el IHSS, la ENEE y otras. Las opulentas ganancias de
la burguesía representan la miseria y hambre del pueblo.
Las tareas estratégicas
Desde el Partido Socialista de los Trabajadores
consideramos que la tarea estratégica del movimiento de masas en esta coyuntura
es el Paro Nacional Indefinido, el ascenso insurreccional que viene
desarrollándose desde hace una semana ya había organizado la paralización de
casi todo el país. Eso motivó el temor de la burguesía, las FFAA y del
imperialismo que presionaron a JOH para que decretara el estado de sitio. Esta
medida autoritaria del gobierno solo pudo detener la ejecución del Paro
Nacional por un tiempo, pero las masas romperán el estado de sitio y saldrán a
las calles nuevamente como ya lo hicieron con el cacerolazo, donde surgieron
nuevamente los piquetes, las barricadas y el enfrentamiento con la policía.
Este paro debe de detener toda la actividad económica del país, por ese motivo
es fundamental privilegiar las acciones de protesta que paralicen las
carreteras y puentes más importantes; deben de cerrarse los peajes que aún
quedan en pie y bloquear el acceso de los ejes carreteros que conducen las
ciudades más importantes y no debe de permitirse el paso en todos los
puntos fronterizos. Así mismo, se deben de cerrar los centros de trabajo.
Organización independiente desde abajo
El éxito de las acciones de masas,
los piquetes barriales y las tomas de carreteras que se han desarrollado hasta
el momento, descansa en la autonomía para accionar que tienen los colectivos
barriales y la juventud que han salido a protestar. Los colectivos deben de
mantener su independencia de la política de la conducción de la Alianza que
desea controlar las acciones para poder negociar en mejores condiciones con JOH
y el TSE. No es la negociación a espaldas de las masas movilizadas lo que
traerá la victoria, como cuando Mel se reunía con David Matamoros para negociar
el número de actas a revisar mientras en el país se anunciaba el decreto de
estado de sitio, que ha dejado a más de 1,000 personas detenidas y 6 asesinados.
Todos los luchadores honestos que han estado al frente de las barricadas tienen
que hacer otra batalla: luchar por construir una política independiente: Sacar
a JOH del gobierno y derrotar el fraude a través de lucha insurreccional por
medio del Paro Nacional.
Queremos alertar desde ya a no tener
ninguna confianza en las instituciones electorales nacionales o
internacionales, estos ya han demostrado con creces que le van a apostar con
todo para que su candidato, JOH, quede sentado en la silla presidencial.
Tampoco hay que hacerlo en la política de Mel y Nasralla, quienes tienen sobre
sus espaldas el antecedente del fraude electoral de 2013 cuando pactaron a
espaldas de las masas la concreción del fraude electoral, al mismo tiempo que
desmovilizaban toda expresión de lucha que se daba por fuera de su zona de
influencia.
El Paro Nacional debe ser organizado
democráticamente y desde las bases, en cada aldea, municipio, barrios y
colonias, y centros de trabajo como las empresas, fabricas, tiendas, bodegas,
instituciones públicas, puntos de buses y de taxis; en todos deben de
organizarse reuniones o asambleas que discutan ampliamente sobre las tareas
políticas y logísticas para realizar el cierre de la calle, el puente, la
entrada del barrio, la toma del peaje, la municipalidad y el acceso a las
principales ciudades. El Paro Nacional debe de ser organizado por todos los
luchadores, por eso ellos mismo deben de decidir sin esperar un lineamiento de
dirigentes oportunistas que temerosos de las acciones de las masas pretenden
controlar y desviar la lucha hacia la negociación.