Por Pedro Salinas.
Marx se ocupó poco del amor. Se
refiere a él apenas en algunos episodios de La
Sagrada Familia, de La Ideología
Alemana, y del Manifiesto Comunista. No ocurre lo mismo con Engels, su gran
colaborador, quien en El origen de la
familia, la propiedad privada y del Estado dibuja la evolución histórica de
las formas sexuales para llegar a la última forma: la monogamia, de quien
asegura es un producto más de las relaciones de producción capitalista. Si eso
es cierto habrá que formularnos una pregunta: ¿La monogamia desaparecerá si el
capitalismo desaparece? Engels responde que no, que es justamente a partir de ese momento cuando será plenamente
realizada.
Para quienes crecimos viendo las
películas de aquellos rudos vaqueros que siempre encontraban en las grandes
praderas del oeste, el amor de una heroína maquillada y bella, o nos conmovimos
hasta las lágrimas cuando los protagonistas de una telenovela, al cabo de una
cadena de desventuras, al fin contraen nupcias jurándose amor eterno, la idea
de que en la sociedad actual, tal como asegura Engels, hombres y mujeres
padecen una monogamia incompleta y no realizada, es devastadora y a la vez
alentadora. Quiere decir entonces que en el capitalismo la capacidad de amar no
existe o en el mejor de los casos no se desarrolla plenamente. Quiere decir
también que es urgente cambiar esta sociedad para conquistar al fin la
capacidad de amar.
¿Por qué en el capitalismo los
individuos no pueden amarse plenamente? Porque todos sus intentos –nos dice
Erich Fromm- de amar está condenados al fracaso, a menos que procure, del modo
más activo, desarrollar su personalidad total, en forma de alcanzar una
orientación productiva; y de que la satisfacción en el amor individual no puede
lograrse sin la capacidad de amar al prójimo, sin humildad, coraje, fe y
disciplina. En una cultura en la cual esas cualidades son raras, también ha de
ser rara la capacidad de amar.
De manera que el amor no puede
conquistarse en los márgenes de la sociedad capitalista. Si una pareja
realmente está convencida de la necesidad que tiene de alcanzar la capacidad de
amar, primero deberá trabajar en acabar con los cimientos de esta sociedad
capitalista y seguidamente instaurar un nuevo modelo de sociedad. Por eso el compañero
Nahuel Moreno nos dice que las parejas a lo interno del partido revolucionario,
aquel que busca transformar el mundo, deben protegerse a toda costa pues son
ellos quienes mejor padecen la necesidad de amar.
Hubo una época en que hombres y mujeres
estuvieron cerca de conquistar la capacidad de amar y en donde la pareja fue
vista como un fin en sí misma y no como un medio de quien pueda obtenerse algún
provecho. Una época en que la mujer fue liberada de los deberes domésticos, el
aborto permitido y el divorcio un trámite sencillo. Esa época corresponde a los
días posteriores a la Revolución Rusa de 1917 y cuyos logros en materia amorosa fueron enterrados por la casta burocrática
liderada por Stalin quien en 1936 prohibió el aborto, reglamentó severamente el
divorcio y reforzó la familia patriarcal.
Esa época aún pervive como aspiración
y anhelo de todos aquellos que estamos organizados en un partido
revolucionario, y que tenemos interés en derrotar el capitalismo, instaurar la
dictadura revolucionaria del proletariado, para que hombres y mujeres
finalmente desarrollen plenamente la capacidad de amar.